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Tomar decisiones en entornos contradictorios: una mirada a las paradojas organizacionales

En Sumatra, alguien quiere doctorarse de adivino. El brujo examinador le pregunta si será reprobado o si pasará. El candidato responde que será reprobado…

El adivino. Jorge Luis Borges

Este microcuento de Jorge Luis Borges plantea una paradoja fascinante, que podría tener eco en las organizaciones. Si el brujo examinador de esta microficción reprueba al postulante a doctor, el candidato habrá adivinado y, por lo tanto, merece aprobar. Si por el contrario, el examinador aprueba al postulante, el candidato a adivino habrá errado en su predicción y no merece el título.

¿Cuál es la decisión correcta?

Cualquier determinación elegida anula a la otra. Esta tensión tiene su analogía en muchas decisiones organizacionales. Pensemos, por ejemplo, en una empresa tecnológica, donde el área Comercial asegura a un cliente la entrega de una solución personalizada en dos semanas para cerrar una venta clave. Operaciones, por su parte, advierte que el desarrollo requiere al menos cuatro semanas para cumplir con los estándares de calidad. Si se cumple lo prometido por Comercial, se arriesga la calidad del producto y la reputación futura de la compañía. Si se extiende el plazo como indica Operaciones, se incumple lo pactado y la empresa puede perder al cliente. ¿Qué área tiene razón? Ambas. Como en el cuento de Borges, cada decisión invalida parcialmente la lógica de la otra.

La paradoja, sin embargo, no implica necesariamente un error, sino la coexistencia de verdades opuestas. Reconocer esto es clave para las organizaciones del siglo XXI. En lugar de buscar una única respuesta «correcta», los líderes junto a sus equipos de trabajo deben ir más allá de lo evidente, salir de sus trincheras departamentales. Para ello, es necesario sostener conversaciones reflexivas que permitan a los involucrados comprender el lugar del cual habla el «otro». Estas prácticas debieran ser parte del día a día de las organizaciones, un insumo ineludible para visibilizar las distintas necesidades de las áreas y alcanzar consensos rentables pero factibles. Dar este paso, puede ayudar a una compañía a encontrar soluciones innovadoras y de gran impacto.

Permitirse esta posibilidad, puede marcar toda la diferencia.

Fuente imagen: Forbes

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